En la eterna demanda del más, nos olvidamos de valorar lo
que hemos conseguido, no se nos ha regalado nada, entonces por que nos
empeñamos en seguir buscando una felicidad que sea proporcional al numero de
cosas, personas, sentimientos, que vamos consiguiendo en nuestra vida, para con
la misma celeridad dejarlo ir como si no fuera algo mas que un desecho.
A veces las cosas que nos pueden hacer felices son aquellas
que están enfrente de nosotros, que pasan desapercibidas en la rutina que
convierte nuestros días en sombras grises, que son tesoros ocultos a nuestros
sentidos.
Por eso a vivir con los ojos abiertos, los sentidos abiertos
y el corazón limpio, no sabemos cuantos tesoros nos rodean, cuantas sonrisas
nos esperan, no en lo que mas queremos sino en lo que ya tenemos.