*Discurso de la Sgto. 2/o. de Cadetes Evelin Zarate por el CLXIV aniversario de la Gesta Heroica de Chapultepec.
Los mexicanos atesoramos nuestra historia. Herencia legítima y
aleccionadora que se engrandece al recordar a nuestros Héroes de
Chapultepec.
Aún niños, Francisco Márquez y Vicente
Suárez,demostraron amor y lealtad a la Patria con bizarría y espíritu de
sacrificio.
Melgar y Montes de Oca, pequeños grandes defensores que al ofrendar su vida encontraron la gloria.
El arrojo de Escutia y De la Barrera contribuyó a que la joven Patria no se extinguiera.
Gesta
que se convirtió en hazaña y leyenda, referente de nuestro aguerrido
pretérito para entereza de la Nación. Después de más de un siglo y
medio, su epopeya continúa siendo paradigma en la mocedad castrense.
Hoy nos convocamos ante los mármoles y bronces que los
simbolizan y rememoran, para honrarlos a todos:como cadetes; como
soldados y como ilustres paladines.
Los mexicanos valoramos el presente.
Hace unos
días, en su mensaje con motivo del Quinto Informe de Gobierno, el señor
Presidente de la República
hizo un balance del estado que guarda la Nación.
Mencionó
con claridad que es mucho lo que falta por hacer. Sí; pero también los avances significativos que
apuntan hacia una transformación del país y que de ninguna manera debemos pasar
inadvertidos y mucho menos desdeñar.
El derecho a la salud, educación, vivienda y alimentación, son logros inéditos
a ponderar. Nunca antes hubo tantas escuelas, hospitales, carreteras, fábricas,
viviendas y espacios deportivos como hoy.
Quien crea que en el país hay desaliento, que salga temprano a las calles a observar
cuántos pequeños estudiantes acuden a recibir educación; futuros ciudadanos que
abrigan en su corazón y espíritu el amor a su país y la ilusión de vivir mejor.
Que acuda a los hospitales y vea cuantas personas reciben ahora atención médica
gratuita.
México tiene muchas cosas positivas…muchas.
Como lo expresara recientemente nuestro Comandante Supremo: “…México es mucho
más que noticias de violencia…”.
Recordemos en todo momento que hay más de cien millones de verdaderos
compatriotas, auténticos y bragados, que se esfuerzan para dar fisonomía propia
y grandeza a nuestro país.
Más de cien millones de optimistas, que son ejemplo del ahínco nacional.
Mujeres y hombres de palabra activa; de definición cotidiana; de estoicismo y
fuerza inagotables.
Los jóvenes estamos ahí incluidos, ¡desde luego que sí!.La edad no es óbice
para formar parte de la suma.
Representamos la voz de la
República que les dice a todos nuestros héroes, que también
nosotros los jóvenes, estamos hechos de valores, que ante las actuales
coyunturas que afronta el país, la juventud está aquí para encararlas con
resolución inteligente.
No perdamos el tiempo en vanas discusiones y atendamos lo fundamental.
Aceleremos el paso.
Invirtamos nuestros esfuerzos en reducir las asignaturas pendientes, sea cual
fueren su origen, naturaleza, complejidad y magnitud.
Son propuestas tendentes a cohesionarnos y mantener una fe inquebrantable en
esta benévola y generosa Nación.
Volemos alto y con ruta — como el águila mexicana — símbolo patrio.
Volemos alto y con entrega, como lo hicieron estos seis aguiluchos en 1847 yque
inspiraran la pluma de Amado Nervopara poetizar aquel amanecer en este cerro
del chapulín:
“…Allí fue…la mañana era de oro… septiembre estaba en flor… ¡y ellos morían!...”
En el siglo XIX, los bisoños cadetes combatieron sin miramientos al invasor;
ahora,nos corresponde la obligación desuperar los retos del siglo XXI.
Los mexicanos anhelamos un futuro. El mañana… también es un derecho.
Pero sólo se puede forjar con una sociedad consciente de su ayer, en comunión
con su presente y ávida de su porvenir.
Apliquemos entonces la voluntad yel entendimiento, para encontrar los acuerdos
que requiere este México que nos ha tocado vivir y defender.
Apuntalemos la sutura gentilicia incrustada en la arqueología de nuestras
culturas; en la policromía de las montañas, valles, cielos y mares; en la
música y la danza; en el idioma y la literatura; en el pasado y en la
modernidad y de manera señalada, en la cohesión social.
Tenemos todo para vencer y triunfar.
Y la lucha diaria contra las amenazas que interfieren nuestro desarrollo y
seguridad, no será la excepción.
Los jóvenes pensamos y soñamos.Escudriñamos el ayer para tornearnuestro propio
destino, para crearlo con afán y con las herramientas que tenemos al alcance:
educación, entusiasmo y determinación.
Quienes atesoramos la oportunidad y el orgullo de abrazar la carrera de las
armas,más comprometidos estamos con esta noble Patria que nos cobijay concede
identidad y pertenencia.
Creemos en la honradez; en la integridad; en el compañerismo solidario y a toda
prueba; en la historia y en el imaginario colectivo; pero sobre todo, creemos
en nosotros mismos, porque somos mexicanos de tiempo completo.
Toda Nación es perfectible y ahí radica el cometido.
Existen voces empecinadas en gritar todos los días que somos las generaciones
de las crisis, de los desanimados y sin posteridad.
No se dan cuenta que el real desencanto está en su miopía, en su desaliento, en
el acendrado pesimismo que genera en sus mentes una conmoción
antinacionalista,empeñada en transformar el denuedo en fracaso.
No y mil veces no, a ese abatimiento.
Dejemos las excusas que disculpan todo y nada alivian; que impiden redoblar la
marcha y multiplicar esfuerzos.
¡Basta! de endémicas aflicciones. ¡Basta! de aquellas penas o quejas que sólo
generan parálisis anímica.
Nada nos amedrenta, ni la estridencia, ni los vientos tempestuosos, tampoco las
viscosas miasmas. Concurramos con los que quieren un mejor país, con justicia y
seguridad.
A todos, absolutamente a todos, nos atañe y compete su logro, con gran
responsabilidad y respeto recíproco; sin titubeos.
La ventura de las generaciones presentes, debe procurarse sin comprometer a las
generaciones del futuro.
Abandonemos entonces, esas actitudes medrosas que algunos adoptan para
deslindarse de las responsabilidades que la ley les impone.
Conviene más a la nación respaldar… que lamentar.
Amable auditorio.
El civismo no ha muerto.Tampoco se ha diluido la historia.
Los célebres antecesores que concibieron el ayer, nos legaron una Nación
íntegra, agraciada y con prestigio.
Septiembre pretérito nos trajo la libertad y la honra por la mexicanidad y por
nuestros héroes patrios.
Perseveremos con ahínco en la búsqueda de nuestras aspiraciones y objetivos.
Los mexicanos somos capaces de alcanzar metas.
Quienes estamos en estos momentos inmersos en nuestra formación miliciana, nos
sentimos con ánimo de colaborar para lograrlas.
Entereza que nos provee el uniforme que portamos, pues es vínculo de
reciedumbre y prosapia con los Niños Héroes del 47.
Pero también, es eslabón indestructible con todas las mujeres y hombres que en
esta tierra, realizan todos los días su propio heroísmo, silencioso y anónimo.
México……México ha de ser, lo que queramos que sea.
Muchas gracias.